Pakistán es el país más letal para la prensa por aumento de atentados con bombas

Al menos 42 periodistas cayeron por su labor en 2010. Del análisis surgen dos tendencias. Ataques suicidas y violentas protestas callejeras provocan una alta proporción de muertes. Periodistas de Internet figuran cada vez más entre las víctimas. Un informe especial del CPJ

Un ataque suicida en diciembre en la zona tribal pakistaní de Mohmand, cobró la vida de dos periodistas. (Reuters/Umar Qayyum)
Un ataque suicida en diciembre en la zona tribal pakistaní de Mohmand, cobró la vida de dos periodistas. (Reuters/Umar Qayyum)

Publicado el 15 de diciembre de 2010

Nueva York

Tras una sucesión de ataques suicidas, Pakistán se convirtió en el país más letal del mundo para la prensa en 2010, con al menos ocho periodistas caídos en cumplimiento de su labor, lo que constituye una parte significativa del registro mundial de reporteros caídos, indicó el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ por sus siglas en inglés) en un nuevo análisis.

Cayeron por lo menos 42 periodistas en el mundo en 2010; Irak, México y Honduras también figuraron en los niveles más altos de reporteros caídos en relación con el ejercicio del periodismo, señaló el análisis del CPJ. El recuento mundial refleja una descenso notable desde 2009, cuando una masacre en la provincia filipina de Maguindanao impulsó el número de víctimas fatales relacionadas al trabajo a 72, un nuevo record. El CPJ está investigando otros 28 casos en 2010 para determinar si su muerte tiene relación con su labor periodística.

“La masacre de las Filipinas y el conflicto en Irak llevaron el número de periodistas caídos en años recientes a niveles sin precedente”,  indicó el Director Ejecutivo del CPJ Joel Simon. “El número de 42 periodistas caídos en 2010, si bien menor a los años anteriores, es aún inaceptablemente alto y refleja la violencia dominante que los periodistas enfrentan alrededor del mundo. De Afganistán a México, y de Tailandia a Rusia, el fracaso de los estados para investigar estos crímenes contra la prensa contribuye a un clima de impunidad que en definitiva fomenta más violencia”.  

Periodistas de Internet constituyen una proporción creciente del registro de periodistas caídos del CPJ. Al menos seis periodistas cuyo trabajo principal se basó en Internet fueron asesinados en 2010. Periodistas de Internet prácticamente no figuraron en el recuento del CPJ hasta 2008, cuando los reporteros de investigación de Internet empezaron a ser blanco de atentados violentos.   

El asesinato fue la causa principal de muertes vinculadas con el trabajo periodístico en 2010, al igual que en los años anteriores. Pero los asesinatos representan alrededor del 60 por ciento de las muertes en 2010, una taza menor al 72 por ciento evidenciado en las últimas dos décadas. Periodistas caídos por fuego cruzado en situaciones de combate y durante tareas de riesgo como protestas callejeras constituyeron una parte del cálculo de 2010 más grande de lo habitual. Bombarderos suicidas y fuego cruzado en Pakistán, Afganistán, Tailandia y Somalia dieron razón de esta proporción excepcional.

Atentados suicidas o fuego cruzado durante operaciones militares causaron seis de las ocho víctimas fatales en Pakistán. En días sucesivos en abril, Samaa TV sufrió la pérdida del camarógrafo Malik Arif, tras un atentado de bomba en un hospital de Quetta, y del corresponsal Azamat Ali Bangash, tras una bomba dirigida a un campo de refugiados cerca de Orakzai. Ataques suicidas fueron un azote para la prensa pakistaní durante el año. Más de 24 periodistas pakistaníes fueron heridos en ataques similares en 2010, según las investigaciones del CPJ.

“La caída de al menos ocho periodistas en Pakistán es un síntoma de la violencia sin precedentes que afecta al país, buena parte extendida del vecino Afganistán”, agregó Simon. “Durante muchos años, periodistas en Pakistán han sido asesinados por militantes y secuestrados por el gobierno. Pero con el aumento de los atentados suicidas, el mayor riesgo es simplemente realizar cualquier cobertura informativa. Los periodistas ponen sus vidas en riesgo para cubrir un acto político, una protesta callejera o virtualmente cualquier acto público. Esto es profundamente penoso y, francamente, una situación insostenible”.

La violencia sin precedentes contra la prensa mexicana cobró las vidas de numerosos periodistas durante el año. El CPJ ha confirmado que tres periodistas cayeron en represalia directa por su trabajo, y continúa  investigando las circunstancias de otros siete asesinatos. Las víctimas incluyen a Luis Carlos Santiago, fotógrafo del periódico El Diario de Ciudad Juárez, quien fue abaleado mientras estaba trabajando. Su asesinato motivó al periódico a publicar un editorial extraordinario dirigido directamente a los cárteles que controlan la ciudad. “¿Qué quieren de nosotros?” preguntó el editorial en el título. Después observó, “Ustedes son, en estos momentos, las autoridades de facto.”

En todo el mundo, casi el 90 por ciento de las víctimas eran reporteros locales cubriendo temas que afectaban sus comunidades. Entre ellos figuraba Sardasht Osman, reportero iraquí secuestrado en la calle en abril y después asesinado tras describir la presunta corrupción dentro del gobierno regional de Kurdistán.

Cinco periodistas internacionales fueron asesinados en relación con su labor periodística. Fabio Polenghi, un fotógrafo italiano freelance, y Hiro Muramoto, un camarógrafo japonés  de Reuters, cayeron víctimas de fuego cruzado entre fuerzas de seguridad tailandesas y manifestantes antigubernamentales. En julio, una investigación del CPJ concluyó que tanto las tropas gubernamentales como los manifestantes fueron partícipes de actos imprudentes  que provocaron las dos muertes. El CPJ también reveló que el gobierno había hecho poco para investigar los asesinatos.

El editor bielorruso Aleh Byabenin figuró entre los periodistas de Internet en el registro del CPJ. Fundador del sitio Web pro-oposición Charter 97, Byabenin fue hallado muerto en su casa de verano en las afueras de Minsk. Las autoridades declararon que su muerte fue un suicidio sin investigar las extensivas heridas encontradas en su cuerpo o la ausencia de una nota de suicidio o móvil para suicidarse. Charter 97, cuya cubertura es crítica del gobierno, ha sido blanco de ataques cibernéticos y redadas gubernamentales mientras que sus empleados han sufrido repetidas amenazas de muerte.

El análisis del CPJ indica que cerca del 90 por ciento de los asesinatos de periodistas permanecen sin resolverse. En Honduras, un informe del CPJ indicó que las autoridades habían sido negligentes e indiferentes en su investigación de una serie de asesinatos de periodistas. Entre las víctimas se destacó Nahúm Palacios Arteaga, un presentador de televisión provocativo, quien fue víctima de una emboscada por varios hombres armados fuera de su casa. Las autoridades hondureñas casi no investigaron el caso; no tomaron fotografías ni reunieron evidencia de la escena del crimen. Sólo meses después, al recibir el caso atención internacional, exhumaron el cuerpo para realizar una autopsia.

El CPJ ha estado promoviendo una campaña global contra la impunidad, enfocada en Rusia y las Filipinas, dos países con altas tazas de asesinatos de periodistas sin resolver. En 2010, no se registraron casos de periodistas caídos por su labor en Rusia, aunque un periodista fue severamente golpeado. En septiembre, tras una reunión con una delegación del CPJ, investigadores reabrieron varios antiguos casos de periodistas caídos aún sin resolver.

Dos periodistas cayeron por su trabajo en las Filipinas en 2010 en lo que representa una continuación de un ciclo constante de violencia contra la prensa. En septiembre, se inició el procesamiento de los primeros 19 acusados en el caso de Magindanao. Un informe del CPJ identificó numerosos obstáculos para lograr justicia: testigos han sido intimidados, la policía local no ha cooperado con los fiscales y la evidencia forense ha sido comprometida.

Mientras Pakistán avanzó a la vanguardia en las zonas de conflicto, en Irak, Somalia y Afganistán continuaron asesinando reporteros. El número de periodistas caídos en Irak, después de una disminución en 2008, parecen haberse nivelado ante la inseguridad persistente. Cuatro periodistas iraquíes cayeron este año, el mismo número que en 2009. Más de 20 periodistas habían caído cada año entre 2004-2007, una cifra sin precedente en la historia del CPJ.

El número de reporteros caídos bajó en Somalia donde dos periodistas locales fueron asesinados o cayeron en situaciones de combate. Si bien el registro muestra un descenso respecto a los nueve periodistas caídos en 2009, el recuento no refleja una mejora en la situación de seguridad. Al menos 59 periodistas somalíes han huido al exilio en los últimos años, según las estadísticas del CPJ, y periodistas que permanecen en el país indicaron que tienen que censurarse en forma generalizada para sobrevivir.

En el contexto global, las víctimas, quienes trabajaban en todo tipo de medios y cubrían desde conflictos, deportes y hasta crimen, reflejan la extensión y diversidad del periodismo. Entre ellos figura James P. Hunter, un sargento del ejército estadounidense que escribía artículos para publicaciones militares, quien fue víctima de una explosión mientras cubría patrullas en Afganistán. El reportero deportista togolés Stanislas Ocloo murió cuando militantes en Angola emboscaron un autobús que trasladaba a la selección de Togo para la Copa Africana de naciones. Y en Brasil, el reportero de radio Francisco Gomes de Medeiros fue baleado frente a su casa tras denunciar actividades de narcotraficantes.

Estos son otros detalles y tendencias que surgen del análisis del CPJ:

  • Reporteros de radio y televisión constituyen el casi 40 por ciento de las víctimas, la mayor categoría profesional. Esto representa una diferencia con los datos anteriores del CPJ que señalaban a los reporteros de prensa escrita como la mayor categoría.
  • Un periodista falleció en la cárcel en 2010. El editor camerunés Germain Cyrille Ngota Ngota fue encarcelado después de que él y otros periodistas le preguntaran a un asesor presidencial sobre una supuesta desviación de fondos de la petrolera estatal. Un certificado de muerte inicial responsabilizó a funcionarios de la prisión por negligencia, aunque el gobierno negó después cualquier responsabilidad.
  • Cuatro trabajadores de prensa cayeron por su labor, tres de ellos tras una explosión que destruyó las oficinas de Bagdad del canal de televisión Al- Al-Arabiya.
  • Por lo menos cinco periodistas desaparecieron durante el año, tres en México, uno en Sri Lanka tanto como en Ucrania.
  • Nueve periodistas freelance figuraban entre las víctimas de 2010, una cifra consistente con años anteriores.
  • Entre las víctimas de asesinato, más del 60 por ciento habían denunciado amenazas durante las semanas previas a sus muertes. Investigaciones del CPJ de largo plazo indican que los ataques físicos son a menudo precedidos por amenazas telefónicas o electrónicas.
  • Otros lugares donde cayeron periodistas son: Nigeria, Indonesia, Yemen, Colombia, India, Grecia, Lebanon, Uganda, y Ruanda.

El CPJ comenzó a recopilar registros detallados de todas las muertes de periodistas en 1992. El plantel del CPJ indaga independientemente y verifica las circunstancias detrás de cada asesinato. El CPJ considera un caso relacionado con su trabajo sólo cuando su plantel tiene certeza razonable que un periodista cayó en represalia directa por su trabajo; en fuego cruzado, o cumpliendo una tarea de riesgo.

Si el motivo aún no es claro, pero existe la posibilidad de que un periodista haya caído en relación directa con su trabajo, el CPJ clasifica el caso como “no confirmado” y continúa investigando. La lista del CPJ no incluye periodistas que murieron por enfermedades o en accidentes –como en una colisión vehicular o accidente aéreo– a menos que el accidente haya sido ocasionado por una acción hostil. Otras organizaciones de prensa que utilizan criterios diferentes registran números de periodistas caídos más altos que el CPJ.

La base de datos de periodistas caídos en cumplimiento de su trabajo compilada por el CPJ incluye una cápsula informativa para cada víctima y un análisis estadístico. El CPJ mantiene también una base de datos de todos los periodistas caídos desde 1992. Una lista final de los periodistas caídos en 2010 se hará pública a principios de enero.