Ricardo González Alfonso (left) and Julio César Gálvez Rodríguez at a press conference in Vallecas in July 2010. (AFP/Dominique Faget)
Ricardo González Alfonso (left) and Julio César Gálvez Rodríguez at a press conference in Vallecas in July 2010. (AFP/Dominique Faget)

Liberados de las prisiones cubanas, periodistas exiliados languidecen en España

Por María Salazar-Ferro/Coordinadora de la Campaña de Impunidad y del Programa de Asistencia

Ricardo González Alfonso (izquierda) y Julio César Gálvez Rodríguez en una conferencia de prensa en julio de 2010. (AFP/Dominique Faget)
Ricardo González Alfonso (izquierda) y Julio César Gálvez Rodríguez en una conferencia de prensa en julio de 2010. (AFP/Dominique Faget)

En 2010, tras negociaciones de mitad de verano entre la Iglesia Católica y el gobierno del Presidente Raúl Castro, las autoridades cubanas comenzaron a liberar periodistas presos, enviándolos a un exilio forzado con sus familias. En abril de 2011, el último de más de 20 periodistas llegó a España. Les habían concedido libertad y respiro, y se les había prometido apoyo de las autoridades españolas mientras se adaptaban al nuevo país. Pero casi dos años después de la llegada del primer grupo de periodistas a España, los cuatro que permanecen en el país viven en condiciones difíciles, luchando incluso para alimentarse.

Mijaíl Bárzaga Lugo, Julio César Gálvez Rodríguez, Ricardo González Alfonso y Omar Rodríguez Saludes figuraban entre los 29 periodistas y editores arrestados por Cuba durante una masiva embestida contra la disidencia y la prensa independiente en la isla. Bárzaga Lugo, un periodista independiente de la Agencia Noticiosa Cubana, recibió una pena de 15 años de cárcel; Gálvez Rodríguez, un veterano periodista, fue sentenciado también a 15 años de prisión;  Ricardo González Alfonso, periodista independiente, poeta y corresponsal de Reporteros Sin Fronteras, fue condenado a 20 años, mientras que el fotógrafo Rodríguez Saludes recibió la enorme pena de 27 años de cárcel. Las condiciones inhumanas en las que vivieron tras las rejas incluyeron comida en mal estado, falta de atención médica e inodoros que desbordaban, sólo por nombrar algunas. En sus casas, sus familias eran constantemente acosadas por autoridades y vecinos al estar vinculados con la disidencia cubana.

Los cuatro periodistas llegaron a España en julio de 2011. Viajaron con sus familias cercanas y parientes lejanos. Antes de abandonar la isla, se les prometió ayuda financiera para cubrir gastos de alquiler y otras necesidades básicas como comida, servicios necesarios y transporte, afirmaron los periodistas. El apoyo del gobierno, explicó Rodríguez Saludes, inicialmente se extendería por un año. Sin embargo, si los periodistas y sus familias aún no tenían posibilidad de mantenerse al final de este período, la asistencia se extendería hasta por otros 12 meses, indicó el fotógrafo al CPJ. Aunque ninguna de las familias ha permanecido en España más de 24 meses, todas han dejado de recibir ayuda económica.

Gálvez Rodríguez, de 67 años, señaló haber aplicado a 22 oportunidades de empleo desde que llegó a España. “Todas las veces me dicen lo mismo: que estoy calificado y tengo una hoja de vida increíble pero que, desafortunadamente, estoy por encima de la edad de jubilación”. Rodríguez Saludes, de 46 años, tampoco ha abandonado la búsqueda pero no ha conseguido encontrar un trabajo. Su mujer y su cuñada, afirmó, tienen trabajo como empleadas domésticas. Cada una trabaja sólo dos horas al día.

Los niños continúan recibiendo educación libre y gratuita. Sin embargo, sin ningún ingreso y debiendo dar prioridad a otras necesidades básicas, como la alimentación, algunos de los niños han dejado de ir a la escuela. Los periodistas explican que ya no pueden pagar por el almuerzo para la escuela, o el viaje en transporte de la casa a la escuela. “Una caminata de un kilómetro puede ser linda si se hace por placer”, explicó Gálvez Rodríguez de la distancia de su departamento a la escuela de su hijo de siete años. “Es simplemente imposible para un niño caminar esa distancia mañana y tarde”. La semana pasada, Gálvez directamente dejó de llevar a su hijo a la escuela.

Así como la educación, los periodistas y sus familias continúan teniendo acceso a cuidados de salud gratuitos. Medicamentos y otras necesidades médicas, sin embargo, tienen que ser pagados de su bolsillo. Barzaga Lugo, por ejemplo, afirmó que debe responder por una serie de gastos médicos, incluyendo una silla de ruedas, necesarios para asistir a diario a su madre de 74 años, quien está senil.

Según el registro del CPJ, 15 de los periodistas que fueron forzados a exiliarse han viajado a Estados Unidos en busca de mejores condiciones de vida. (Otro de ellos, José Ubaldo Izquierdo Hernández, viajó de inmediato a Chile desde España). De los cuatro que permanecen en España, Bárzaga Lugo, Gálvez Rodríguez y Rodríguez Saludes afirmaron que también tienen pensado abandonar el país.

Un quinto periodista que estaba en España, Albert Santiago Du Bouchet Hernández, el mes pasado. A pesar de que nadie sabe exactamente qué condujo a Du Bouchet Hernández a tomar una acción tan desesperada, amigos sostienen que había estado experimentando muchas dificultades.

“En estos momentos pasamos por momentos difíciles”, afirmó Bárzaga Lugo en un correo electrónico enviado ayer. “En las dos viviendas que tenemos, las neveras están vacías, es decir no tenemos para comida. Estamos en los pisos por el mes de fianza, al igual que tenemos que pagar electricidad y agua. Cualquier cosa que le cuente es poco.”