Cómo el vicepresidente boliviano empleó a los medios para controlar su imagen, y la del gobierno

Por John Otis/Corresponsal del CPJ para la región andina

El empleo astuto de los medios de comunicación por parte de Álvaro García Linera lo catapultó de guerrillero marxista a vicepresidente boliviano. Sin embargo, sus críticos sostienen que, en su condición de segundo funcionario de gobierno de mayor rango del país, actualmente García Linera utiliza su considerable poder para manipular y controlar a los medios bolivianos.

Varios periodistas consultados por el CPJ señalaron que García Linera, invitado frecuente en los noticieros de TV de principios de los años 2000, es uno de los principales artífices de las controvertidas políticas mediáticas del gobierno. Entre éstas se encuentran negarles publicidad oficial a medios de prensa críticos y convertir el canal estatal Bolivia TV, una entidad financiada por los contribuyentes, en un megáfono del presidente boliviano Evo Morales, expresaron periodistas y analistas de medios.

“García Linera controla la agenda mediática del gobierno y define su estrategia”, manifestó Andrés Gómez, director de la cadena radial independiente ERBOL.

El periodista boliviano Raúl Peñaranda, en su exitoso libro Control remoto, describió a García Linera como una figura clave en una campaña oficial para obtener el apoyo editorial de varios de los principales medios de comunicación por medio de la compra de tales empresas por parte de empresarios aliados a Morales, de tendencia izquierdista.

A raíz de estas tentativas, Morales ha presumido en la prensa de que la mayoría de los medios bolivianos actualmente apoyan a su gobierno. Con un tratamiento informativo mayormente favorable, la fórmula Morales-García Linera ganó un tercer mandato consecutivo en las elecciones del 12 de octubre, con el 61 por ciento de los votos.

García Linera, de 52 años de edad, no respondió a los pedidos del CPJ para que ofreciera sus comentarios al respecto. No obstante, en conferencia de prensa ofrecida en marzo, rechazó la idea de que goza de alguna especie de control sobre los medios noticiosos.

“Dicen que el vicepresidente controla a los medios. ¡Por Dios! Tengo cosas más importantes que hacer”, García Linera expresó ante los periodistas.

En la década de 1990, los medios bolivianos catalogaban a García Linera de terrorista. Junto con su hermano, Raúl, fue uno de los fundadores del Ejército Guerrillero Tupac Katari, un grupo insurgente marxista e indigenista que ejecutó robos y atentados contra oleoductos y torres del tendido eléctrico.

“García Linera no estaba luchando contra una dictadura. Estaba luchando contra una democracia”, afirmó Rafael Loayza, quien dirige el departamento de Comunicación de la Universidad Católica Boliviana, en La Paz.

En abril de 1992, las autoridades capturaron a 12 miembros del grupo insurgente, entre ellos García Linera, quien afirma haber sido torturado mientras se encontraba detenido por la policía. García Linera pasó los próximos cinco años encerrado en una prisión, pero nunca lo enjuiciaron y en 1997 lo liberaron.

Una vez fuera de la prisión, el fotogénico García Linera se abrió camino en su nueva profesión de docente universitario y como comentarista en programas televisivos como El Pentágono. En entrevista con el CPJ, Peñaranda describió a García Linera como una persona extremadamente efectiva en la televisión, especialmente a partir de los años 2000, cuando varios gobiernos bolivianos de centro derecha, que gozaban del respaldo de Estados Unidos, enfrentaron crecientes protestas de las comunidades aymaras y quechuas de Bolivia, que constituyen la mayoría de la población y que por mucho tiempo se habían sentido excluidas e ignoradas.

“Fue un momento de transición del antiguo régimen al nuevo”, sostuvo Peñaranda. “Los antiguos analistas de TV no lo podían explicar. Ellos eran buenos para analizar la estabilidad, pero no el conflicto. García Linera es muy inteligente y articulado, y fue capaz de explicar las cosas muy bien”.

Consultado por el CPJ, Rafael Archondo, columnista del diario de mayor circulación de La Paz, La Razón, expresó que García Linera “se hizo famoso no por ser guerrillero, sino por estar en la televisión”.

En 2005, García Linera se valió de esta prominencia para formar una alianza con Morales, de origen indígena aymara y estrella política en ascenso. La fórmula Morales-García Linera ganó las elecciones presidenciales de ese año por amplio margen, con lo cual Morales se convirtió en el primer presidente boliviano de origen indígena.

Su gobierno enfrentó a una prensa extremadamente crítica en su primer mandato. Pero en Control remoto, Peñaranda sostiene que, a partir de 2008 el gobierno comenzó una serie de maniobras para forzar la venta de La Razón y de los canales de televisión ATB, PAT y Full TV.

Después de que La Razón fuera vendida en 2008 a un empresario venezolano aliado al gobierno, Peñaranda describe el momento en que García Linera selecciona al nuevo director de La Razón, cuya línea editorial actualmente apoya la gestión del presidente Morales. La directora de La Razón, Claudia Benavente, ha negado que el vicepresidente la designara al frente del cargo.

Según Control remoto, para conseguir ingresar al escenario mediático de la ciudad de Santa Cruz, un bastión opositor del oriente de Bolivia, el gobierno de Morales se enfocó en el canal de televisión PAT mediante auditorías impositivas e investigaciones de corrupción dirigidas contra el entonces propietario Abdallah Daher. El libro describe una reunión entre García Linera y un renuente Daher en Buenos Aires, en un intento por concretar el negocio. Daher vendió el canal en 2012 y desde entonces los noticieros de PAT le han otorgado un tratamiento informativo en general positivo al gobierno de Morales, afirmó Archondo. Según informes de prensa, todos los medios de prensa nombrados en el libro de Peñaranda han negado las acusaciones del periodista.

El gobierno nunca ha admitido haber desempeñado ningún papel en la venta de PAT, pero en marzo Humberto Roca, uno de los antiguos socios empresariales de Daher, llamó a García Linera “el actor principal” en la venta de PAT.

La política opositora Jimena Costa afirma que la estrategia mediática del gobierno ha sido importada de Venezuela, país donde el fallecido líder socialista Hugo Chávez y el actual presidente Nicolás Maduro emplearon multas, boicots de la publicidad oficial, y la venta de medios independientes a empresarios aliados para reducir significativamente la cobertura informativa crítica, según la investigación del CPJ.

“Es un guión venezolano que ha sido adaptado a las circunstancias de Bolivia”, declaró Costa.

En entrevista ofrecida al CPJ, la ministra de Comunicación Amanda Dávila declaró que el libro de Peñaranda estaba repleto de errores y negó que el gobierno hubiera emprendido una campaña silenciosa para ejercer mayor control sobre los medios noticiosos.

García Linera, mientras tanto, ha solidificado sus vínculos con los medios bolivianos por medio del matrimonio. Enl 2012, el vicepresidente se casó con Claudia Fernández, presentadora de noticias del canal de TV Red UNO, el cual ofreció cobertura en vivo de la ceremonia.